Y así fue, Ichigo lo acompañó hasta una salida y lo dejó ir, pero le pidió que, en un rato, estuviera pendiente ya que tendría una pequeña invitación para él. El omega solo caminó por las vacías calles de Liyue en dirección a su hotel, llorando para si mismo. No había nadie, por lo que nadie reconocería al famoso Kamisato Yasuhiro llorando en medio de la noche por las calles de Liyue. Un dolor punzante se coló por su pecho, y miró su anillo, comenzando a dudar del alfa. ¿realmente lo amó? ¿que sucedió con las promesas? fue todo tan repentino que su condición lo hizo sentir mal, llego a su hotel y se recostó en su cama sintiéndose pésimo. Se levantó algo mareado cuando su hermana y su esposo llegaron a casa, ambos lo miraron y Ippolit se adelantó. — el joven Ichigo quiere que vayas a un lugar. — Ippolit le entregó una nota con una dirección. — Dice que, ya. — Miró fijamente al alfa, quién solamente asintió y fue abrazado por Sigrid, ya iban a empezar con sus cosas melosas. Se dirigió a la dirección sin saber muy bien exactamente donde, pero al llegar, encontró a Ichigo y a Hitoshi, ambos en una entrada de un lugar. Suspiró de forma temblorosa, quitándose su anillo y técnicamente tirándoselo al alfa en su mano. — Hola, Ichigo. Buenas noches, señor Hitoshi. ¿Para que la cita, Ichi? no me siento muy bien. — cuestionó ignorando por completó la presencia del alfa mayor.