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Maldijo el día que, bueno. . . Técnicamente este era 'el dia', que decidió darle un pelotazo a alguien. Claro, lo hacía todo el tiempo, pero generalmente habían pocos o ningún adulto en el alrededor, ningún profesor que le llamara la atención por ser un 'molesto' en contra de sus compañeros. Ya tenía su reputación, siempre que tuviera una pelota entre sus manos se volvía una arma automáticamente. Así que, cómo cualquier otro día, se digno en tirar esa pelota en dirección de uno de sus compañeros de club, ¿qué podía salir mal? Su puntería era excelente. . . Claramente ese día no estaba a favor de el, que suerte. pero podría haberlo intuido, el mismo día era horrible; lluvioso y oscuro. Así que cuando la bola cayó contra el rostro del vicedirector (que por cierto ya lo tiene en su lista negra) toda su vida paso por delante. . .La escolar claro, no quería que lo expulsaran de nuevo. Con mucho pesar tuvo que soportar una reprimenda, mucha charla con un viejo que estaba quedando pelado y tenía mal aliento; Ese tipo de cosas en las cuales se fijaba, sin escuchar realmente lo que decían. Y ahora, lo peor de todo: Castigo al final de clases. 1 hora completa de castigo, sin posibilidad de asistir a las actividades de su club; los días siguientes serían igual, deberá quedarse sentado en un salón vacío sin nada que hacer, a excepción de las diez hojas donde escribía sus disculpas una y otra vez. ────── ¿Qué se supone que voy a aprender con esto. . .? ¡Eh! — Se quejo, un insulto escapando entre dientes mientras sus yemas sostenían la lapicera con la cual estaba garabateando en vez de escribir. Sentado en su lugar, encorvado y mirando de vez en cual por la ventana. Completamente distraído y en su propio mundo. ── ¿Por qué sigo aquí además?. . . Nadie me vigila. . .
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Su mano fue a su boca, tapando el bostezo que estaba saliendo. Absolutamente no tenía ganas de ir ahí, pero fue por petición de su amigo por no poder asistir a vigilar a un alumno. Ella estaba libre y el otro le había comentado que había un chico que tenía un castigo de una hora, con esa información fue la que se ofreció a vigilarlo porque el otro no tenía tiempo. Un suspiro salió de sus labios. Su mente había decidido quedarse en blanco y ella quedarse de pie en las máquinas de café que había por su escuela. Carraspeó sacándose de sus pensamientos. Pagó dos veces, un café y un chocolate, estaba pensando en dárselo para que se animara. Volvió a encaminarse a la clase que le proporcionó el otro. Sacó otro bostezo y así llegó a la clase, sin abrir la puerta ni nada. Se dio ánimos así misma y con ayuda de su codo abrió la puerta, cerrándola después con cuidado con su pie. Divisó en el sitio al chico, observando la ventana como si fuera lo único que podía hacer. Su paso se dirigió a él, quedándose enfrente. Tosió disimuladamente y cuando tuvo la atención del contrario una breve pero suave sonrisa apareció en su cara. ─────── Hola. ¿Eres Eder? Yo soy Holly y estoy aquí a petición de mi amigo para que te... Vigile. Te traje un chocolate porque no sabía si te iba a gustar el café. Apoyó el chocolate en la mesa y dio dos pasos hacia atrás ante la reciente incomodidad que se generó en ella al estar tan cerca. La sonrisa no desapareció pero había una prudente distancia entre los dos para que ninguno se incomodara por estar tan cerca. Se sentó arriba de una de las mesas y cruzó sus piernas, tenía un vestido, tenía que taparse para que no se le vea la ropa interior. ─────── No me ha dicho porque te han castigado. ¿Qué has hecho? Sabía que no debería desconcentrarlo de lo que debía hacer que era escribir algo en el cuaderno, pero no le agradaba el silencio porque le hacía sentir incómoda. Sus mejillas se colorearon inevitablemente aunque ella no lo quisiera.
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