hope-eli07
Este definitivamente no es un poema de autoayuda. Hoy la vi por tres segundos y es que ella jamás a aprendido a quedarse pero me basto. Enserio sigue intacta y pude recordar porque la quise tanto. Lleva tatuada en las venas aquella canción que dice: volverás a reírte deberás si te quedas conmigo. Y cumple al pie de la letra incluso si la lluvia viene a hacerle compañía. Pero no le gusta el frío y aunque resistas te deja sin paraguas en la lluvia, entonces es imposible que te vuelvas a reír. Esa puta manía suya de alejar sin darse cuenta todo aquello que le importa, la lleva al puente y la tira y no sabe a quien culpar. Era mitad miedo y mitad curiosidad, era mitad no hoy no me peino, es domingo de suicidio y solo las edecanes, las modelos y las pitas se ponen presentables para su funeral. Era mitad muchas cosas pero tenía una completa y esa nunca le fallaba, la nostalgia. Cargaba sobre su espalda el peso de los poemas con los que lloraba siempre pero que no le dedicaron. A diario escribía una carta sin poner destinatario porque estaba averiguando la dirección del vacía y luego la hacía cenizas, fuego, sobras, basura. Colillas de cigarro bajo la regadera, botellas de cerveza rotas contra la ventana, pastillas en el suelo, arcadas dentro del sueño, 50 kilos menos que parecían ser 80 cada vez que se paraba de puntas frente al espejo. A mí siempre me encantaron sus arranques de locura, desde bailar descalza hasta azotar la puerta y tirar las persianas y golpear las paredes solo porque interrumpieron en su canción favorita.
hope-eli07
@ hope-eli07 Debes en cuando regresa, supongo que por memorias a preguntar si estoy bien y luego vuelve a marcharse. Hoy la vi, te digo, la vi por tres segundos pero cuando hechas de menos parecen eternidades. El primero que paso quise correr y abrazarla, contarle que algunas veces las horas parecen muertas pero que a pesar de todo ella nunca me falló, que si he reído de nuevo es porque creo en el amor, gracias a aquella película que me obligó a ver en casa un viernes por la noche y que ya no se preocupe porque su ausencia aún no me ha quitado el sueño. El segundo que paso me arrepentí del primero pues permanecer inmóvil sin articular palabra mirandola mirarme era mil veces mejor que contarle de mi vida. El tercero que paso, paso demasiado rápido y ya me había decidido a pedirle que volviera, quise gritar selo fuerte cuando ella ya se había ido y yo me quedé ahí en el lugar de siempre con la garganta ardiendo y los ojos brillosos viendo como aniquilaba mi última puta esperanza, pero no podía hacer nada así que sonreí y es que a fin de cuentas estoy hablando de mi. Hoy me ví por tres segundos y pude recordar porque me quiero tanto. -Estefania Mitre
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