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Cuando era un niño iba todas las mañanas al mar y contaba las caracolas que se encontraban en la orilla. 
Siempre que llovía veía las gotas caer en carreritas para no aburrirme.
Tenía un amigo imaginario llamado Zack y desde que me mudé no lo vi más. 
Cuando iba al supermercado me montaba en los carritos y hacía desastre. 
Cuando cumplí los 10 años di mi primer beso en una montaña rusa, con una chica la cual molestaban por usar frenos, pero lo que no sabían es que era más hermosa que cualquier otra chica. 
Mi infancia fue una de las mejores y no me arrepiento de nada.

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