ㅤㅤ la brisa de la madrugada cubría totalmente su cara, y cerraba sus ojos que ardían, caminando a ciegas entre las calles solitarias, entre papel y basura que nadie recogía.
renton estaba medio lúcido, y caminaba derecho aunque su mente diera vueltas, y aunque apenas pudiera enfocar las luces de lámparas callejeras. no podía esperar, porque se sentía cansado, tanto que ya imaginaba la suavidad de su cama, el calor de sus gatos, y la figura de ren al recibirlo.
lo más cercano a casa que alguna vez estuvo, fue ichiro.
cuando cruzó la puerta, la luz nocturna y tonos azules inundaban el apartamento, entró silenciosamente, cauteloso, como sus gatos, y caminó mientras se quitaba los zapatos. y no mentía, él quería ir a su cuarto, pero la puerta entreabierta por su pequeño gato persa, ozzy, lo tentó, y se adentró.
miró a ichiro acurrucado con su almohada, y la ventana abierta, asegurando una garganta dolorosa y una nariz con gripe a la mañana siguiente.
se acostó a su lado, lentamente, con ichiro dándole la espalda. recargó su rostro sobre su mano, un ángulo que a la larga se volvería incómodo. y lo miraba, lo admiraba, en puro silencio, no sabía si despertarlo, o dejarlo así y esperar hasta la madrugada para saludarlo, se sentó contra la cabecera de la cama, mirándolo con más cercanía, e intentando descifrar qué soñaba, qué pensaba, suspiró, rindiendose, porque ni en su peor estado de intoxicación podría preguntarle algo así.