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࣪ㅤ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏͏✧ ﹒ 000 ⁾⁾ Amor. ¿Qué es amor?
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≻ ﹒ ⏖ Dolía. Recordó la risa de aquel que a amado. Esa risa estridente, contagiosa, descarada. Recordó cómo le hablaba a veces bajito, como si temiera romperlo. Cómo le decía "eres el amor de mi vida." Y Freddy... Freddy le creía. Porque también lo sentía. Y cuando todo se rompió, no fue con gritos. Fue con silencios.
Con despedidas a medias, con promesas que se deshicieron en la boca. Con frases como "no sé si esto funcione", y miradas que pedían que el otro hiciera el trabajo sucio. Se habían dejado ir. Pero nunca se soltaron del todo.
Y eso fue lo peor. Él se fue con los suyos, con sus luces, sus shows, su grupo ruidoso. Freddy se quedó en la vieja pizzería, entre polvo, recuerdos y un escenario que conocía de memoria. Nunca se dijeron adiós de verdad. Ni siquiera supieron cómo. Simplemente, un día, ya no estaban. Desde entonces, cargaba con ese "casi". Con ese "pudo haber sido". Con esa versión paralela de su vida que nunca llegó a existir.
"Nunca me iré, no te preocupes..." Había dicho eso una noche. En voz baja. Acostado a su lado. Los dos mirando el techo como si pudieran ver el futuro. Freddy creyó que era verdad. Lo creyó con todo su corazón. Y por eso dolía tanto que al final no hubiera valido nada.
El amor seguía ahí. No el mismo. No sano. No puro. Pero seguía. Como un cadáver que nadie enterró; como esa carta sin enviar.
Fazbear se había limitado a la idea de amar después de aquello. No se sentía listo. No estaba preparado y quizás nunca lo vuelva a estar. Por eso a veces se pregunta: ¿qué es el amor? ¿Qué es amar? Porque la manera en la que él lo hizo y las otras formas que ve, son aterradora ante sus ojos. ⠀ ✧
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≻ ﹒ ⏖ Todavía vivos, matando el tiempo en el cementerio. Él había creído haber encontrado aquella ilusión, la fantasía, la suerte de amar y ser amado. Sin embargo, nadie le había dicho las consecuencias que traía el amor al dejar que alguien más entre a tu mundo, a tu alma.
No era justo. No lo era para nadie. Freddy no estaba entero, y lo sabía. Su corazón había sido prendido fuego y lo habían dejado enfriarse con el tiempo, como una taza de té olvidada. Como un amor mal enterrado.
Recordó una frase que alguna vez había dicho en voz alta, sin saber que lo marcaría: "Mejor estar seguro que ilusionado."
Qué estupidez más grande.
Aquel que a amado, no era una herida abierta. No era algo que pudiera curarse. Era un eco. Un susurro que volvía siempre. Aunque no lo buscara. Aunque no lo nombrara. Aunque intentara arrancarlo con los dientes. Siempre estaba ahí, mirándolo desde algún rincón invisible, riéndose de una broma que ya no tenía gracia. Y lo peor era que no podía odiarlo. Ni ahora, ni nunca.
Habían sido amor. De ese amor rabioso, sin pausa, como un incendio que no mide consecuencias. Habían sido jóvenes, insensatos, devotos el uno del otro como si el mundo no pudiera contenerlos. Habían creído que lo suyo iba a durar para siempre, porque ¿quién detiene a dos llamas gemelas cuando se reconocen en medio del fuego?
