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vengo hablar contigo hija
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ese icon lo es todo ejem
Dejó a Ji-sung totalmente dormido en la cuna, la cual ya era un poco más grande, pues apenas unas semanas atrás su pequeño había cumplido un año. Su crecimiento era tan evidente que incluso podría jurar que la ropa que usaba parecía hecha para un niño de tres años en adelante. Tan adorable, tan sano y tan hiperactivo, su energía aumentaba cada día e inevitablemente lo dejaba casi exhausto.
Sobre todd ahora que también cuidaba de su omega. No era algo de lo que se quejara, al contrario, en apenas unos días Gi-hun comenzaba a recuperarse, a salir poco a poco de aquel oscuro hoyo del que él lo animaba cada día a escapar, sin presiones, solo con el deseo genuino de verlo bien. La terapeuta lo había recetado. . . finalmente se habían comprometido con la terapia, tanto Gi-hun como él, una decisión tomada por el bien de su familia. Fue un proceso difícil, pero poco a poco estaban aprendiendo a adaptarse y aceptarlo.
Para Gi-hun, en especial, aquello significaba un renacer, estaba teniendo pequeños avances y se le veía recuperado. Eso lo llenaba de alegría, su omega merecía brillar, y él sería su apoyo incondicional. Se encargaría de ayudarlo a sanar, sin importar que aún no fueran esposos. Ya estaba demostrando que estaría ahí, en cualquier situación. Salió de la habitación de su hijo y caminó por el pasillo hasta llegar a la cocina, donde, sin esperarlo, se llevó una grata sorpresa.
Se enfocó en todo, pero sobre todo en su pareja. Sus ojos lo recorrieron sin disimulo, admirando la vestimenta que llevaba. El blanco de su camisa resaltaba con elegancia contra la palidez de su piel y el contraste de su oscuro cabello, dejando al descubierto sus labios rosados y delicados. El pantalón se ceñía perfectamente a su pequeña cintura. . . se veía hermoso. Físicamente era un deleite total, pero lo que más lo conmovía era la expresión en su rostro,reflejaba serenidad, calidez y una esencia tan auténtica que lo hacía brillar aún más.
Sonrió sobre la curva de su cuello, sintiéndose pleno ante las palabras de su omega. Definitivamente había mejorías; se sentía orgulloso de la fortaleza y la voluntad de Gi-hun. Siempre había poseído esas cualidades, solo que a veces las circunstancias lo derrumbaban, intentando hacerlo caer. Pero él nunca se rendía y siempre encontraba la manera de levantarse. En cada paso que diera, In-ho estaría ahí, sin importar los tropiezos o dificultades. Era su pareja, su omega, su familia. Lo amaba tanto que haría lo que fuera por él, incluso intentar borrar todos los tormentos y heridas que el pasado le había dejado.
Depositó un suave beso sobre la zona de su glándula, aspirando con delicadeza su dulce aroma, estremecido por la satisfacción que lo embriagaba en cada respiro. Luego se separó un poco para besar su mejilla y, con el mismo cuidado, tomó su mano y le dio media vuelta, de tal forma que el alfa rodeó su cintura, abrazándolo por detrás y dejando su rostro reposar sobre su hombro.
⎯⎯⎯⎯ ❛ Y bien, ¿qué ha preparado para mí, mi hermoso omega? ❜ ⎯⎯⎯⎯ preguntó con una sonrisita, casi murmurando sobre su piel, mientras observaba de reojo los platillos que adornaban la mesa. Se inclinó apenas hasta rozar su mandíbula y la besó con suavidad. Le era imposible quedarse quieto: amaba la calidez de ese instante, todas esas sensaciones agradables que florecían con el contacto de sus cuerpos y la cercanía de cada roce.
En su expresión se desprendía el orgullo, ese orgullo acompañado de alegría al ver nuevamente a su omega levantarse. Había sido un gran esfuerzo; hasta hacía poco, se estaba dejando atormentar por el pasado, por cada tragedia, decisión y momento de su vida, sintiéndose culpable y merecedor de una desdicha. In-ho no quería verlo hundirse en aquella depresión. Le juró que lo ayudaría, que sería su apoyo, que no lo dejaría solo. Y hasta ese momento, ahí seguía, firme, dispuesto a estar para él. Sabía, sin embargo, que lo suyo solo era una pequeña parte de lo que Gi-hun estaba logrando; todo el verdadero esfuerzo provenía de su omega,de tener la iniciativa y la motivación de seguir adelante, de intentar vencer cada inseguridad y miedo, de aceptar lo que fuera necesario con tal de levantarse una y otra vez. . . porque su omega seguía siendo un ganador.
Correspondió a su calidez, a ese abrazo que demostraba un sincero agradecimiento y un amor profundo. Lo envolvió con firmeza, lo rodeó con una fuerza medible, aún con el temor de romperlo o dañarlo, pero con la seguridad suficiente de mantenerlo entre sus brazos, ofreciéndole todo su calor y afecto. Cerró los ojos, invadido por un estremecimiento al sentirlo ronronear, y segundos después imitó su acción, soltando un suave suspiro al compás de la vibración en su pecho. Dejó caer su rostro en el cuello de su omega, donde su nariz inquieta se restregaba suavemente contra aquella delicada zona de la que brotaba su aroma.
⎯⎯⎯⎯ ❛ Yo te agradezco por seguir aquí. . . nos haces tan felices, Gi-hun. Te amo. ❜ ⎯⎯⎯⎯ murmuró, dejando que sus palabras se deshicieran contra su piel. Luego, posó un pequeño beso y, con delicadeza, deslizó sus labios por la extensión de su cuello hasta detenerse en su mejilla, donde plantó un beso más. En cada gesto y palabra se percibía la necesidad inmensa y el cariño absoluto que deseaba transmitirle para reconfortar a su pareja.
Sus ojos permanecían fijos en él, mientras su mano se posaba sobre su mejilla, acariciando con el pulgar la delicadeza de su piel, impidiendo que en ese suave acto bajara la mirada. Luego, deslizó la mano para rodear su cintura y atraerlo hacia su cuerpo. Ansiaba su calidez, su cariño,, exigía todo lo que era Gi-hun, siendo un alfa que moría por cada extensión de su omega, de su pareja, demostrándole lo mucho que lo amaba y lo anhelaba. Se sentía orgulloso de él, de quién le había permitido unir sus vidas.
Aún...
Ehhhhhhhh mira mejor todo eso junto, ahora sin meterle mucho drama xq pobres ya sufrieron ya para la próxima
ok, entiendo
ya no juego, me gusta
el drama y siempre
me termina doliendo
jshjs
Ah bueno, al menos mmm no te despiertas tan tempranoooo q bueno q bueno. Y SI, muy temprano :( ya ni los viejitos despiertan a esa hora ya. pero en fin, si me dormí JAHAJJAJA
⎯⎯ ❛ ¿Qué estará haciendo mamá? ❜ ⎯⎯⎯ murmuró el alfa con genuina curiosidad, lanzando aquella pregunta sin respuesta hacia su cachorro, que apenas podía mantenerse despierto en sus brazos. El pequeño luchaba por abrir los ojitos, pero el sueño lo vencía poco a poco.
Cerró la puerta tras de sí, dejando las bolsas de compras que sostenía en una mano sobre el sofá, pues toda su fuerza estaba dedicada a cargar a su hijo. Había tocado unos segundos la puerta, esperando que su omega los recibiera; al no obtener respuesta, la abrió con su propia llave y entró, convencido de que su pareja estaría durmiendo, en el baño o simplemente ocupado en algo más. No era la primera vez que dejaba solo a Gi-hun: en ocasiones salía a pasear con Ji-sung para que el omega tuviera un tiempo para sí mismo, ya que el cachorro solía demandar mucha energía y lo agotaba con facilidad, por pasar más tiempo a su lado.
Sin embargo, algo en el ambiente se sentía distinto. . . . prefirió ignorarlo o pasarlo por alto, concentrándose en llevar a su hijo hasta la habitación. Lo arrulló hasta dejarlo profundamente dormido en su cuna ya preparada, lo arropó y lo despidió con un suave beso en la frente antes de salir en busca de su pareja.
El alfa comenzó a sentirse inquieto durante el trayecto a casa, aunque no le dio demasiada importancia mientras cuidaba de Ji-sung. Recorrió la habitación, el baño pero no había rastro de él. Continuó llamándolo por su nombre, sin obtener respuesta alguna. Bajó de nuevo, y la certeza lo golpeó: Gi-hun no estaba en casa. Esa sensación de angustia volvió a invadirlo, aunque trató de mantener la calma y optó por marcarle al teléfono. Ya casi anochecía, y su omega no tenía motivos para andar en la calle sin avisar. Siempre solía informarle si necesitaba salir, precisamente para no preocuparlo, pero ahora no había aviso, señal ni rastro alguno.
El rechazo de su hija lo destrozó. Lamentaba profundamente que su omega se sintiera de esa manera, pero lo único que podía hacer era ofrecerle consuelo y compañía. Poco a poco lo ayudaría a sanar, haría lo que fuera necesario, incluso llevarlo personalmente con su hija para que pudieran hablar de una mejor manera. Quizá ella solo estaba molesta, afectada. . . no sabía si realmente era capaz de odiar a su propia madre, y no quería que Gi-hun lo comprobara. No deseaba verlo más herido, pero tampoco iba a negarle esa oportunidad de descubrirlo, de estar con su hija e intentar arreglar las cosas de una vez por todas.
Fuera lo que fuera que sucediera, In-ho no lo dejaría solo; le demostraría que siempre tendría su apoyo, que aún había oportunidades para ser feliz y que lucharía junto a él por recuperar el perdón de su cachorra.
⎯⎯⎯⎯ ❛ Esto será solo otra pesadilla más, te lo prometo, omega. ❜ ⎯⎯⎯⎯ susurró contra sus cabellos, dejando un beso sobre ellos antes de descender hacia su frente, mientras sus manos lo seguían acariciando. Lo acurrucaba contra su pecho, transmitiéndole consuelo, calidez y cariño en cada beso y caricia, intentando hacerlo descansar, consciente de que no había dormido, ni comido, ni cuidado de sí mismo. Lo sabía, pero no lo presionaría. . . M quizá dormir un poco lo ayudaría; más tarde se encargaría de atenderlo debidamente.
Pensaba también en su cachorro: al menos él se encontraba en buenas manos. Había prometido regresar junto con su madre, y cumpliría esa promesa.
⎯⎯⎯ ❛ Vamos a encontrar una solución, amor. Estoy aquí para ti, nunca estarás solo. . . Podría decirte mil cosas, lo que sea, pero ahora sé que no quieres escucharme. Estás lleno de malas sensaciones y pensamientos. . . Solo déjame estar contigo, habla, llora, dime lo que quieras, yo seguiré aquí. Te prometo que todo estará bien. Te sacaré de aquí y volveremos a nuestro hogar. Y después, te juro que haré realidad cualquier sueño, lo que sea que pueda hacerte feliz, Gi-hun. ❜ ⎯⎯⎯⎯ Su voz mantenía la seguridad de siempre, pero teñida de dulzura y suavidad. Fueñ dejando un rastro de besos sobre su cabeza, descendiendo con lentitud hasta su frente, mientras sus manos, cálidas y protectoras, acariciaban su espalda, deseando transmitirle algo de consuelo y todo el afecto sincero que le tenía.
⎯⎯⎯⎯ ❛ Gi-hun. . . ❜ ⎯⎯⎯⎯ murmuró con cierta impotencia, abrazándolo con fuerza, como si quisiera hundirlo por completo en sus brazos y hacerlo olvidar todo: borrar su dolor, cualquier inquietud y los complejos que no dejaban en paz a su omega. Conocía bien el detonante de aquella situación… Gi-hun estaba devastado por lo que su hija pensaba de él, culpándose, dejándose arrastrar por la amargura y la depresión. Comprendía esa sensación: la de un padre al perder a un hijo, y sabía que cualquier forma de desprecio era una herida insoportable. Simplemente no sabía qué hacer. No podía borrar lo sucedido, tampoco fingir que nada había pasado; Gi-hun no olvidaría a su hija, y mucho menos aquel rechazo.
Lo único que podía hacer era estar para él, sostenerlo, y quizá más adelante encontrar una solución, algo que le ayudara a sanar y a borrar esa cruel visión que tenía de sí mismo. Haría lo que fuera necesario por él, pero en ese momento su única prioridad era el bienestar de su omega y devolverlo a su hogar.
La poca resistencia de Gi-hun era evidente; lo sentía débil también físicamente. Sabía que, cuando caía en ese estado, su apetito desaparecía por completo, podía permanecer en cama durante horas, incluso días, sin querer contacto con nada ni con nadie, sumergido en la tristeza bajo las sábanas. No podía permitir que volviera a suceder, no otra vez. Le había prometido que jamás regresaría a ese lugar oscuro, que siempre tendría un motivo para levantarse de la cama, para sonreír, reír y seguir siendo él mismo, sin perder ese brillo y la hermosa esencia que lo caracterizaba. No lo perdería, no otra vez.
Lo cargó con cuidado y caminó con delicadeza hasta el sofá, sentándose con él sobre su regazo. Lo acomodó suavemente, dejándolo caer sobre su torso, donde su cabeza descansó contra su pecho, mientras sus brazos lo envolvían con la misma protección. Quiso transmitirle calidez, confort, sus feromonas ayudaban a disipar la tensión del entorno.
adivina a quien iba a
demandar por abandono
de hogar....
siii, lo bueno es q los lunes no
tengo clases así q puedo avanzar
( no hace nada ) Yyyy hoy es
domingo, ojalá puedas descansar ♡
Te juro q estaba pensando
con q caer yyy milagrosamente
le acerté KAHJA también me
encantaaaaa, Gi-hun marcando
a In-ho por completo de besoss
SI, lo totalmente indicado
⎯⎯⎯⎯ ❛ Gi-hun. . . ¿esto es tuyo? ❜ ⎯⎯⎯⎯ En sus manos sostenía lo que parecía ser un labial, recién sacado de una de las tantas bolsas que habían dejado sobre la cama. Habían salido a comprar varias cosas: en su mayoría ropa y algunos juguetes para Ji-sung. Después de pasar un largo rato en la playa, fueron a comer y terminaron distrayéndose en una plaza cercana.
Durante todo el recorrido, prácticamente dejó que el omega añadiera cosa tras cosa sin detenerlo, pues casi no le prestó atención mientras cargaba a su hijo. Al llegar a casa, lo primero que hicieron fue arropar a su cachorro, agotado tras aquella larga salida. Entonces, con la intención de ayudar a su pareja a acomodar las compras, sacó sin esperarlo aquel pequeño cosmético. Una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro; solo quería asegurarse de si realmente lo había elegido o si se trataba de un simple descuido.
⎯⎯⎯⎯ ❛ Me vuelves un desastre, omega. ❜ ⎯⎯⎯⎯ Susurró entre un ronroneo y un gruñido apenas contenido, ladeando el rostro para capturar su boca con la ajena. Sus labios, apenas teñidos de un labial ya desvanecido, le ofrecieron el resto de aquel dulce sabor a fresa, hundiéndose en él, devorándolo todo a su alrededor. Aunque sus instintos más primitivos parecían desatarse, la realidad era innegable: quien tenía el mando, quien controlaba cada movimiento, era sin duda su prometido. El alfa, delirante y deseoso, solo podía rendirse.
Amaba la fuerza que ejercía su omega, aquella que delataba su dominio y dejaba en sombra su lado más sumiso, resaltando por completo su control. Le fascinaba su confianza, su seguridad, esa iniciativa tan provocativa. . . cualquier faceta lo atrapaba, porque simplemente lo dejaba ser. Ser quien era Gi-hun: un omega total, con carácter, firmeza y una presencia indomable. A simple vista parecía delicado, pero esa apariencia física no era más que una ilusión; detrás de aquella belleza superficial se escondía lo verdaderamente atrayente, lo que lo hacía irresistible.
In-ho nunca había sido un alfa que accediera fácilmente a cualquier cosa. Su seriedad lo definía, un aura dominante y fuerte que se intensificaba aún más por el peso de su tortuoso pasado. Y ahora, dejando todo eso atrás, se encontraba atado a un omega, rendido ante él, entregándose por completo, dispuesto a ceder todo control y a colocarse bajo su disposición.
No existía disgusto ni disputas por un supuesto “poder”; simplemente ambos disfrutaban, deseándose y amándose sin importar nada más. El alfa se mostraba consciente, liberando suspiros que revelaban su encanto, estremecido con cada beso que recorría cada rincón de su cuerpo. Su rostro, su cuello y cada tramo de su torso desnudo eran invadidos por la pasión de su omega, quien se mostraba tan dispuesto como atrevido, saboreando cada roce de su piel, marcándola con ardientes besos que encendían cada trayecto dibujado en ella.
Las manos del alfaa se adentraron bajo su suéter, necesitadas de piel. Con descaro rodearon su cintura, ascendieron por su espalda y descendieron para acariciar con fuerza, mientras sus dedos, atrevidos, se deslizaron por su abdomen hasta alcanzar sus aun formados pechos. Allí, finalmente, las grandes y firmes manos los atraparon, amasando con una delicadeza atrevida, estrujando y jugando con devoción, provocando que sus pezones se endurecieran al instante.
⎯⎯⎯ ❛ ¿Por dónde quieres empezar aa trazar, cariño? ❜ ⎯⎯⎯⎯ Su pregunta dio a entender la culminación de su acción, mientras sus dedos acariciaban la curva prominente del labio inferior, deslizándose aún por la mandíbula hasta tomar parte de su cuello con una firmeza medida. Lo observaba con fascinación, como si de una obra recién tallada se tratara, conteniéndose de no arruinarla, de no borrar cada rastro de esa fina tinta para saborear por completo su dulce sabor a fresa, mezclado con exquisitez con la vainilla y el caramelo de la naturalidad de su omega.
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