no cuento sino con estas manos que aplastan, que amasan. que convierten y revierten, que transforman. con estas manos -perdóneme lo atrevido-, que prefieren una curva andrajosa que la más perfecta de las rectas.
contarán los poetas con palabras, los escultores con la masa uniforme, los pintores con lienzos, los músicos con instrumentos; yo, que apenas sí soy hombre, cuento con un par de pies que han de llevarme tan lejos como es posible ir al ando; con ojos que se confunden y no reconocen lo que en otra vida han visto; y una boca no hecha para besar, ni hablar, ni ejercer derecho a réplica: una boca que se hizo para estar ahí, como si lo más que hiciera lo mío es ser.
todo, creo yo, lo que puedo hacer, goza del sagrado beneficio de la duda y sin embargo, duda de sí mismo y se deshace.
pero aquí yazco, en un rincón de tierra seca que acabará en los suelos, con unas manos diminutas, ante el mundo declarando abiertamente que si alguna vez he amado, he amado lo que puedo, como si pudiera algo, por amor.
por amor lascivo, por amor pecado, por amor a medias, por amor al amor, por amor sincronizado con el eje de la tierra, amor de amor y amor sin amor.
estamos entonces, una vez aclarado eso, en la encrucijada. yo y mis amores y tú y tu amor. yo enamorado y tu en amor o nada.