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Ya era una nueva semana, domingo, para ser exactos. Y en el favorito día de todos, contemplar un atardecer solo hacía más perfecta cualquier ocasión.
Lástima, Vergil simplemente no es parte del montón y justo ahora se podía confirmar ello.
El mayor de los Sparda yacía sentado en una banca a las espaldas de un verdoso parque. El ambiente, cálido y silencioso, sumándole los débiles rayos solares, eran la combinación perfecta para el híbrido. A pesar de ello, su mirada seguía expresando agotamiento, quizás cansancio, pero sin ninguna pizca de alegría.
De piernas cruzadas y vistiendo su característica armadura oscura, el intenso color carmesí de las rosas en sus manos destacaban fácilmente. Sus propios ojos contemplaban cada detalle, al mismo tiempo que sus dedos apreciaban la delicadeza de los pétalos.
El rojo siempre le pareció un color animado, é aquí dónde, por primera vez, vió diferente. Las flores tenían un toque apagado, como si fuesen las mismas que llevas a un funeral, preguntándose a voz muda, si eran perfectas para la ocasión: si demostraban el sentimiento que le costaba hablar, o si se veían demasiado tristes para el gusto ajeno.
Finalmente, después de mucho tiempo acompañado por su sombra, oyó unos pasos. Levantando la barbilla y levemente las cejas, se fijó que al fin llegó su acompañante.
Por instinto, con la izquierda se aferró un poco más fuerte a las rosas. Por otro lado, la derecha paró en su muslo, prueba de su nerviosismo.
— Llegaste … — Se aclaró la garganta, fijándose en segundos si había alguien que observe su interacción. — Vamos, siéntate — Seguido, se acomodó en el opuesto de la banca, esperando que el ajeno lo acompañe. Las flores aún seguían en su mano, esperando el momento perfecto de dárselas.
;; no preguntes k acabo de hacer, s me ocurrió combinar ambos
Los sonidos le agradaron, de hecho, lo suficientemente para ni siquiera sentir el agarre en sus mechones. Es por ello que al oír aquella disculpa, se detuvo con lentitud pero manteniendo sus caricias con el pulgar.
— ¿Pasa algo? — Su voz tenía un toque ronco de forma inconsciente, aclarandose la garganta cuando se dió cuenta de esto.
Subió un poco, ahora manteniendo el contacto visual y prácticamente nada de espacio personal. — ¿Tú… — Esperaba que él complete la oración. Con una ceja alzada por la misma curiosidad, su mano comenzó a descender hasta llegar a los huesos de la pelvis, una vez más, ofreciéndole caricias con ayuda de su pulgar.
— Ya sabes que soy inexperto y algo brusco en ocasiones, pero si pasa algo, dímelo — Nunca admitirá que unas palabras tan simples como esas le costaron un montón, el pequeño sonrojo en sus pómulos lo delataban.
Con ello, solo mantuvo la mirada baja, esperando alguna señal para poder seguir. Era un poco cómico notar su desesperación en sus manos.
;; holaa
@dddrums__
ㅤㅤ ︵⏜︵ ⠀⠀ ꒰ა ㅤ Aquella acción le causo cosquillas haciendo que soltara una risilla, pasando su mano a su boca para guardar silencio sin evitar sonreírㅤ.ㅤ❝ Me halagas, en serio ❞ㅤ Cerró sus ojos disfrutando de los besos, su mano pasó a las sábanas con intención de sostenerse de ellas, siguiendo con las caricias en su peloㅤ.
ㅤ Los sonidos inundaban su mente, había pegado su cabeza contra la almohada, sintiendo su pecho subir y bajar, la mano que estaba posada en su cabello había parado con las caricias a sólo sostenerlo ligeramente fuerte, sentía como su cuerpo temblabaㅤ.
ㅤ ㅤ❝ P-Perdon ❞ㅤ No sabía si este tan si quiera había sentido el agarre, pero la vergüenza de la acción manejaban sus nerviosㅤ.ㅤ❝ T-Tu... ❞ㅤ Quería decir algo, las palabras no salieron de su boca pues era un pedido muy vergonzoso a su parecerㅤ.ㅤ ໒ @trauerrosen ꒱
ㅤㅤㅤ◟felicitame ya t pude contestar
Quizás el halago no era novedad, y aún así no dejaba de sorprenderle ser calificado de dicha forma.
Apenas se detuvo por más tiempo cuando llegó a la base del cuello ajeno, permitiéndose, unos segundos, disfrutar de las caricias en sus mechones. Antes se hubiera negado rotundamente a ser tocado ahí, ahora solo es una “simple caricia.
— Puedo decir lo mismo de tí — Sonríe de un costado, su voz fue un susurro que provocó aire caliente al tener la nariz enterrada entre su cuello y hombro.
— ¿En serio preguntas? — Uno ha de ser demasiado tímido ( o muy orgulloso ) para haber esperado hasta dar el primer paso, se negaba a aceptar que ese uno es él.
Con un nuevo propósito, dejó un camino de besos hasta llegar al pecho del contrario, una de sus manos puesta en su cintura aprovechaba en dar algunos masajes con el pulgar.
Por otro lado, su boca hizo su propio trabajo al dejar más de un beso sobre la piel, de vez en cuando usando la lengua. Llegó a causar algunos sonidos producto de su acto obsceno.
;; me das un mono
@dddrums__
Ya para que hijo de la gran p
nunca ví los pines k mandaste
arruinaste mi 220 t matare
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