La culpa me carcome por dentro,
como humo espeso en un bar vacío.
Ya no sé qué hacer,
ni a quién mentirle para poder dormir.
Te dije que te fueras,
que no pensaras en mí,
que era mejor así…
pero creo que me equivoqué
en la decisión más importante.
Me quedé sola con mis palabras,
con lo que no dije
y con lo que dije de más.
Todo pesa,
todo vuelve.
Si te nombro, tiemblo.
Si te callo, duele.
Dime que no me odias,
aunque ya no me quieras.
Dime que no fui un error,
que aún guardás mi nombre
en algún rincón de tu pecho.
Porque yo,
aunque lo niegue,
todavía te pienso.