ELLA
Contuve la respiración.
El mundo quedó en silencio hasta que él apretó el gatillo.
La bala le atravesó la cabeza en el instante en que sus ojos se nublaron. La muerte lo reclamó antes de que el suelo pudiera hacerlo.
EL
Observo el charco de sangre.
Mi reflejo tiembla sobre la superficie. El hombre frente a mí ya no respira.
Sus ojos, abiertos, parecen mirar sin ver.
En su mano hay un anillo de plata, liso, sin ningún diseño. Lo tomo, lo giro entre los dedos. El metal está frío. No entiendo por qué me detengo en él, ni por qué me parece tan importante.
Las sirenas comienzan a sonar a lo lejos.
ELLA
Ha muerto frente a mí. No hay nadie más a quien culpar.
EL
El reloj sigue marcando los segundos, inútiles a estas alturas.
Purifico mis manos del líquido rojo que alguna vez le dio vida a un ser humano. Lo veo deslizarse por el lavabo, arrastrándose hacia el desagüe, como si buscara huir.