Por fin, mis días empiezan amanecer con algo de calidez. Han sido años de luchar en la sombra y sola, apartando a todo aquel que quiero de mi lado.
Nunca por odio ni enfado, sino por necesidad de mi vida y de mi corazón pequeño.
Ha sido duro.
Muchos amaneceres fríos en solitario, en silencio, callando porque nadie tuviera que sufrir mi dolor.
Peleando con la oscuridad negra. Quién me acechaba tras las sombras, en vigilancia constante, esperando un paso en falso para tirarme al vacío.
Pero fui valiente, poniéndome como armadura en mi corazón, las palabras de todos los que quiero y me quieren.
Me convertí en la princesa de mi propia historia, enfrentándome a una dura y larga batalla.
Gané.
Ahora, solo queda rematar a ésa oscuridad. Quién aún se atreve acechar arrastrándose por las alcantarillas.
Después, queda curar mis heridas. Pero con una enorme sonrisa de satisfacción.
Mi vida, empieza aquí y ahora.
Se os quiere.
Sises, mil perdones.