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Okay, imagínense que pasara esto. ⚠️ SPOILERS TR CAP 233 ⚠️ El final de aquella tortuosa batalla ha sido decidido, Senju al perder contra South y este haber sido eliminado por Mikey, tan solo deja como ganador al monstruo "bendecido" por aquella fuerza. ¿Por qué los puñetazos entonces no paran? La mayoría de la gente decidió abandonar el lugar; los restantes tan solo observan, aterrorizados, el castigo por el cual tendrá que pagar el pobre samaritano. «Arremetes contra mí una y otra vez, pero yo no huyo, ¿A qué se deben estos actos por mí parte? Ya no temo el que me mates, como aquella vez en la cual bromeabas. Pero esto ya no es una broma. Aún si este es el final, prometiste mantenerlos a todos a salvo, ¿Seguirás cumpliendo tú promesa? Nunca quise que todo acabara de esta forma, y si existe una próxima vida, espero y me perdones, por Baji, Emma, Izana y Draken, y por todo el sufrimiento que has debido cargar a solas.» — ¡Hanagaki! —Senju gritaba desesperada al ver el movimiento de los puños subir y bajar incontables veces.
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@ itsmeharperr «Desearía poder despedirme de una forma diferente, pero sí así lo decidiste, no me opondré. No me arrepiento de nada, y me arrepiento de todo, y sin darte nada a cambio, aún te pediría un deseo ser cumplido. Tener la gratitud de tu rostro risueño observar otra vez, de jugar a las pandillas como niños pequeños y proponernos el sueño de conquistar todo Tokyo; de una manera u otra, conseguiste alcanzarlo.» Los gritos por parte de Senju no cesaban, al igual que los golpes. Takemichi hace tiempo que dejó de sentir dolor, tan solo podía apreciar el rostro de Manjiro y observar directamente sus vacíos ojos, cuyos fueron siempre indescifrables para el rubio teñido. Todo se fue oscureciendo, no teniendo en claro si era por la noche o por razones no tan desconocidas, los párpados que pretendía mantener abiertos hasta el final, comenzaron a sucumbir y entrecerrarse. — ¡Detente, lo matarás! —Wakasa sostenía con fuerza a Senju, de lo contrario ella seguiría por el camino de Hanagaki. El de ojos celeste finalmente los cerró, dando por finalizada su sentencia y concentrándose en los gritos que sucumbían a las lágrimas. — ¡Takemichi! —————————— — ¡Takemitchy! —un joven rubio risueño se asomó por la puerta — Vayamos a jugar. Takemichi tan solo observaba perplejo a ambos jóvenes que se presentaban en su aula. Rápidamente sacó su teléfono y lo revisó. «7 de agosto de 2005»
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