Adelanto de el hijo de la luna.
—Al parecer esto no tiene arregló—Dijo un azabache de unos 40 años, Mori Ogai— las armas de contrabando llevan dos semanas de retraso, a este paso nuestros hombres se enfrentarán a la guerra con cuchillos de cocina, y eso no es todo, con la violencia, perderemos contratos en el negocio de protección.—suspira notablemente estresado— tal vez esto no es lo nuestro, ¿o tú qué dices Dazai? ¿Servimos?—se voltea y ve a el castaño
—No seas exagerado Mori, no tienes mi dinero, ni información, ni la confianza de tus subordinados, pero eso ya lo sabías desde el principio.—Dijo sin temor alguno, con un tono chillon.
—Qué cruel eres.—Dijo con una cara de dolor, fingida, obviamente, pero noto algo.—Oye, ¿por qué estás mezclando un medicamento para himpertensión con un medicamento para hipotensión?—Dijo, claramente confundido.
—Pensé que tomarlos juntos podría ser una forma cómoda de morir—Soltó, honestamente.
—Dazai necio, estuviste ahí cuando heredé el lugar de, jefe, eres testigo de su voluntad, así que debes entender que no puedo dejar que mueras solo así.—Al decir eso Dazai dejo lo que estaba apunto de beber, y lo miro con frialdad absoluta. Ambos teniendo un recuerdo mutuo.
—Cometiste un error de juicio—comenzó Dazai, después de recordar aquel incidente.— fue sabio de tu parte elegir a alguien con impulsos suicidas como tu cómplice, pero aquí estoy, vivo después de años.
—No cometí error alguno, sabes que tú y yo tuvimos éxito en nuestra misión como un gran equipo.
(Quiero llegar hasta Chuuya, medio canónico, lo siento más especial así.)