Sonrió esta vez de manera socarrona. «Vaya, creo que mis encantos volvieron... vamos a probar si son como antes» pensó. Siempre había sido de lo más coqueto, mirando todas las faldas que se le cruzaran.
Tomó a la muchacha por la cintura mientras repartía tiernos besos por todo su rostro. Soltaba un «te quiero» por cada beso, cerrando los ojos y riendo.