¿Os habéis preguntado alguna vez por qué, en nuestras vidas, aparecen personas como si las conociéramos desde siempre, sin explicación, sin haberlas buscado, y justo en un momento preciso? Llegan, dejan una huella profunda, y luego desaparecen, como si su papel estuviera cumplido.
Los filósofos de la antigüedad también se hicieron esa pregunta. Platón hablaba en su *Teoría de la Reminiscencia* de que las almas se reconocen porque ya se conocieron antes, en otro tiempo, en otro lugar. Según él, cuando sentimos esa conexión inmediata con alguien, no es casualidad: es la memoria del alma despertando, recordando lo que la mente ha olvidado.
Quizás esas personas que aparecen fugazmente en nuestro camino no son encuentros nuevos, sino reencuentros inevitables. Sombras de un lazo antiguo que vuelve para enseñarnos algo, transformarnos… y después seguir su viaje.
Y vosotros, ¿creéis en ese reconocimiento del alma? ¿O pensáis que es solo azar?