— No tengas miedo, porque de ti no quiero nada, sino que te halles a ti misma.
¿Por qué quieres morir? ¿Qué razón hay? ¿Piensas que no puedes vivir sin Renato? Yo no lo creo. No creo que puedas amarlo tanto. Siempre viviste sin él, nunca fue tuyo, jamás estuviste en sus brazos...
—Tenía una esperanza... —confiesa Mónica debatiéndose entre el pudor y la angustia.
—¡Qué poca cosa es una esperanza! Tu pasión no existe, es falsa. Sólo se ama con locura, con
desesperación, con ansia, lo que ya hemos tenido, lo que ya ha sido nuestro, lo que nos han quitado de las manos... Eso si duele, eso sí sentimos que al arrancarse, nos arrancan el alma. ¡Una esperanza! ¡Una esperanza, un sueño...! Falso, Mónica, falso... No es más que una venda que te cubre los ojos, que te; ahoga los sentidos. Al principio te odié, creí que de verdad eras eso: una imagen de seda, algo bueno para adornar los altares, fría, sin corazón, sin alma, sin sangre... Te creía una especie de santa... No era burla mi mote... Santa Mónica... Ahora veo que debajo de tus hábitos, debajo de tus ropas negras y de tus sentimientos falsos, hay un corazón que es capaz de sufrir y de amar...
- Mónica, Caridad Bravo Addams