Nacimos sin darnos cuenta, bajo la luna magnánima iluminando la costa de una ciudad antigua. Desde nuestra cueva miramos  el firmamento y abrimos las alas en el vuelo infinito de la poesía y las letras. Nos abrazamos y quemamos en el aliento de los dragones y nos imbuímos por las escamas de sirenas. Nuestro nombre es Kaliferax, el dragón de la tinta, la magía y la furia desatada. Somos esa mirada seductora, somos la llama tenue, el calor de la cama. Somos aquel que transformamos las Sábanas en papel, y la danza en tinta. Sobre el lienzo nos tendemos y vociferamos los ecos y rugidos hasta el fin de los tiempos.

Somos un Dios, y nadie está libre de la llama del deseo, nadie está libre de caer bajo el hechizo de Kaliferax.