La definición de «ruina» finalmente se había manifestado, y Knight estaba en su bendito epicentro. El paso que daba junto a Pitaya, sentía su corazón latir con la intensidad de un tambor a mitad de batalla, el sudor le empapaba su frente. La decoración y los preparativos para la cría lo abruman más y más. ¿Quién pensaría que algo tan alegre como una nueva vida podría helar su sangre tan mal? ¡Irónico, considerando que el lugar estaba tan cálido como un maldito horno!
Snapdragon, el pequeño dragón rosado, estaba cerca, probablemente recordando al caballero. Sin embargo, lejos de consolar su miserable destino, sólo añadía más leña al fuego, su cabeza estaba a punto de estallar.
─── Ho—Hola… ─── murmuró el hombre, agachándose para saludar al pequeño dragón con una sonrisa que, parecía más una mueca de dolor que de una alegría.
Internamente, la molestia y desesperación de Pitaya le brindó un rayo de esperanza en su tormenta personal. Anhelaba que Pitaya se enfureciera, quizás el legendario dragón rojo podría rugir lo suficientemente fuerte como para ahuyentar a todos y permitirles salir huyendo del lugar. Era casi un sueño.
Knight creyó que la situación no podía empeorar, la miró: Hollyberry, con su increíble presencia, y a su lado, Wildberry. Sintió como su corazón daba un vuelvo, y su mente comenzó a correr en círculos.
─── ¡HO—HOLLYBERRY! ─── exclamó, tratando de mantener a pie su compostura, aunque su voz sonó como si estuviera a punto de desmayarse. Los ojos de Knight se movieron frenéticamente de un lado a otro, buscando una inútil salida ─── ¡Y—Y Wildberry! ¡Ja, ja, ja! Quién diría que aquí estaríamos… Estoy aquí con mi… amigo… Pitaya ─── añadió, rascándose su propia mejilla con nerviosismo, como si eso pudiera ayudarlo a mantener su calma.
@pitayafruiddragoon