Soy la peor amiga del mundo.
No creo que ella logre leer esto, es probable que ni quiera leerme o saber algo sobre mí.
Siento que solo soy un recuerdo, uno vago para ella.
Es que no te merezco, Pía. Nunca te merecí.
Pero, quiero que sepas que no hay día que no recuerde tu rostro tan bello, armonioso, amistoso y esos ojos que hacían perderme en ellos.
Perdón.
Perdóname por ser mala amiga.
Cada noche releo tu carta diciendo que tú lo eres por olvidar mi cumpleaños, pero no lo eres, preciosa; yo sí.
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