Hace cuatro años recuerdo haberte conocido, yo estaba en mi asqueroso cuarto, perdida en mi mierda, sumergida en el peor de los infiernos. Entraste a mi mundo cuando atravesaste esa puerta con estampillas de comics y demás, gateando mientras reias, y en tu boca traias el mando de mi consola, babeandola toda...yo no sabia ni quien mierda eras, y eso me enojo aun más, creyendo que tu eras de e¿los estúpidos hijos de los invitado que llevaban a casa. Resultaste ser mi primita con una mente muy especial, un super poder, llamado autismo. Iluminaste mis días desde ese momento en el que te oí decir mi nombre aun sabiendo que no nos conocíamos. Nunca soltamos nuestras manos aun sabiendo que tu no sabia nada de este podrido mundo, tu eras la razón por la que me levantaba todos los días a aguantar a esos mocoso, y a llegar a casa, amaba tu carita iluminada al ver en mis manos una muñeca o juguete nuevo, y solo para ti. Cada vez que te quedabas conmigo y me hacias un desastre en la casa solo por que tenias hambre o cada vez que saliamos a comer y te comias la mitad de lo que yo pedia, eras mi pequeño saltamontes. Recuerdo cuando me enseñaste tu uniforme apenas hace unas semanas, emocionada por que entrarias al kinder, me sentia orgullosa de que mi princesa estaba creciendo. Y por ultimo, recuerdo nuestro ultimo abrazo, llorando por que no querias de que me fuera y yo prometiendote que volveria antes de lo que canta un gallo, un ultimo besito en la mejilla y en la frente, haciendolo, el ultimo momento contigo, pero se que valio la pena todas esas aventuras junta, bebé, esta vieja te extrañara, pero estoy feliz de saber que estaras mejor siendo cuidada por gran gran, ¿te imaginas todas las historias que te contara?. De seguro las amaras tanto como yo las ame...y bueno, te veo luego, pequeño alebrige. Te amo, Anita.
