El otro día viajé en tren después de estar mucho tiempo sin hacerlo
y sentía como que cada vez me iba faltando más y más aire.
Odio estar rodeado de mucha gente, o en lugares minúsculos,
y si es la mezcla, peor, esa es la forma para un ataque de ansiedad.
He aquí la razón por la que me gusta el bosque.