Que curioso.
Hace justo un año me torturaban por no soltarme mis grillete y soportaba los grilletes y los latigazos.
Hoy todavía no he aprendido a disfrutar de la libertad y siento frío. Parece que prefiera la mar, aunque sea en galeras... pero no no, se equivoca el mundo entero si piensa que este lobo de mar no aprende.
Por delante hay una noche, que no por soñada no ha de ser disfrutada, gracias a todas. Aprendí. Sobre todo de ti, la que hundió mi último navío. Gracias, de corazón.