No sé ni lo que digo, así que escribo. Y de momento, me va bien.

Soy un libro abierto con las páginas en blanco. Accesible pero no tanto.

La música es mi otra amante, igual de especial.

Algunos dicen que soy demasiado buena, aunque supongo que es una manera de decir que soy medio tonta, pero acepto que un poco sí que lo soy.

No tengo ni la menor idea de quién soy, y supongo que nunca lo sabré. No veo el porqué deba saberlo, ya que cada vez que descubro un aspecto nuevo sobre mí, otros miles más cambian. Sin embargo, también necesito de vez en cuando renovarme por dentro.

No me gusta el café. Ni las salchichas. Ni las montañas rusas. Ni los bichos. Ni las chanclas. Ni siquiera la playa. A decir verdad odio muchas cosas. También odio mostrarme al mundo o relacionarme con él.

Mi madre piensa que estoy mal de la cabeza o que está en las nubes. Ojalá sea cierto, pero tengo vértigo.


«No me siento perdida.
Es solo que no sé donde termina el mar que llevo dentro
y a veces me ahogo.»
- Elvira Sastre.