A veces me da por recordar lo que fuimos.
Escuchar tu voz pronunciando mi nombre, era uno de esos pequeños placeres a los que yo le daba importancia.
Y ahora, es extraño, porque ya no oigo en tu voz mi nombre, no escucho esas risas que te producía, no leo esos mensajes que eran como una terapia diaria.
Es difícil acostumbrarse, mas sabiendo que ya no piensas en mi, no añoras esos momentos, ver que pasas página tan rápido cuando yo sigo estancada en el primer párrafo.
¿Pero ese es el precio del amor no?