Te amo como quien respira en silencio,
sin alardes, sin ruido, sin pausa,
te amo en la sencilla rutina del día,
en el café de la mañana y en la siesta compartida.
Te amo en los versos que no escribo,
en las miradas que no digo,
en el roce casual de nuestras manos,
en el eco de tu risa que me salva.
Te amo en la espera sin prisa,
en la certeza de tu regreso,
en la complicidad de los secretos,
en la ternura de los gestos pequeños.
Te amo cuando no estás y cuando vuelves,
cuando el sol se oculta y la luna se asoma,
en el insomnio de mis pensamientos,
en el refugio de tus abrazos.
Te amo porque sí, porque existes,
porque tu risa es mi melodía favorita,
porque en tus ojos hallé mi casa,
porque contigo la vida es más vida.