La oscura noche se hacía presente en las calles de Seúl,
donde sin importar la inseguridad que habitaba, un joven chico caminaba.
Sus pisadas resonaban por toda la calle con una lenta sincronía haciendo eco por los sitios que recorría.
Encontró una pequeña banca cerca de un hermoso río .
Se sentó en el frío metal que le ofrecía, mientras buscaba en sus pantaloncillos la cajetilla de cigarrillos.
Jugueteo con su encendedor viendo como la llama quemaba el papel con tabaco,
observándolo como si fuera lo más hermoso que hubiera encontrado
Sus labios rosados lo tocaron y con sus pulmones inhalaron,
esa tranquilidad de paz , que a su ser le había dado.
La vibración en su pantalón lo distrajo;
era su madre quien llamaba ya que preocupaba se encontraba
no le dio importancia y lo apago sin recibir su llamada.
"Lo siento"—susurro con voz apagada
Talvez sería la última vez que con ella hablaría, pero sabía que no resistiría;
sus lágrimas saldrían y un "no fui lo que tú querías" callaría.
Se sentía inútil, como hace tres años, donde su vida se había apagado y sus esperanzas se habían suicidado.
Descubrió su brazo donde cicatrices observó mirando como cada una se veían mejor,
lastima que el color café que dejaban nunca le gustó pues su navaja saco y de rojo los torno…