Nací en Arcos de la Frontera, un pueblo blanco del sur de España, edificado sobre una enorme peña; tierra de poetas y cantaores flamencos. Me gustaría poder presumir de que escribo desde que era una niña (ahora sobrepaso el medio siglo...), que siempre pensé dedicarme a la escritura, pero mentiría. Eso sí, siempre he sido una ávida lectora, tanto, que leía antes de aprender a leer... ¿Cómo es esto posible? Mi madre me recordaba a menudo que antes de que me enseñaran a leer, yo abría el periódico o cualquier libro y me inventaba lo que se suponía que estaba allí escrito (vamos, lo que me daba la gana). Así que quizás no fui una escritora precoz (aunque confieso que algún que otro cuento de piratas sí que plasmé en papel), pero inventiva nunca me faltó. Con el transcurso de los años, las letras han seducido a mi imaginación. De modo que ahora soy escritora: inventora de respuestas.