Hay tantas palabras en mi mente, en la galaxia, en las nebulosas, en otros universos, más allá de lo que existe y de lo que no...y ninguna en mis labios. Quizás ante el temor de que no se encuentren sustentadas por realidades, sino solo por el edulcorado aliento de la fantasía. Aquí estoy yo, siendo dramática otra vez, al hablar, al sentir, pero es que es una necesidad visceral, como un tipo de demencia para recobrar la cordura.