Me siento en plena melancolía, todo a mi alrededor gira hacia un solo sentido: el drama.
Quiero soñar y quedarme en pleno sueño, sueño que pertenece a mis locuras pasadas. Tengo una gran y adicta visión a lo que era antes y no a lo que llegaré a ser. Mi pasado me transmite libertad, deambulando por las calles vacías y nocturnas. Siento que ya lo he vivido todo y ya no queda nada. El tiempo se pasa volando como esa ave que hace poco contemplé. Estoy triste, lloro en la soledad y estoy consciente que las personas se van de mi vida para no volver jamás. El tiempo es mi enemigo, y me doy cuenta que si no lo hago ahora, jamás volverá a pasar tal oportunidad. A mi temprana edad padezco una enfermedad que me acompaña todos mis inútiles días y me enseña que es sentir, esa terrible depresión escondida que tan cuesta esconder. Me culpo a mi misma por tener esas voces que me canvian de perspectiva y el sol ya no me transmite esa energía que me transmitía ayer. Ayer parecía una niña feliz y con unos padres heroicos. En mi presente todo es culpa mía, me culpo por ser un desastre, por prometer y no hacer, por esconderme con excusas y no salir a la verdad. Voy creciendo y cada vez siento que mi muerte está con los preparativos y que yo tengo miedo de penetrar a la sala de la boda negra. Mis padres me sostienen con una larga cuerda y me arrastran des de la cueva de las maldiciones. Mis fármacos me revelan la verdad, cruel, pero verdad. Mi depresión no tiene arreglo, solo seguir y seguir creciendo , a veces sufriendo, a veces pensando en cómo seria mi vida si nunca jamás hubiera bebido alcohol, esa maldita droga que tanto amaba. Nadie me puede ayudar, porque si lo hacen, tendran empatía y todos estaremos en búcle constante pensando en cuál de las múltiples opciones canviarian mi dramatismo.
- Cataluña
- JoinedJuly 10, 2020
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