taipoland__
Todas esas horas de vuelo no habían sido desperdiciadas en lo absoluto por el castaño asiático, primero se entretuvo haciéndole preguntas triviales al mayor de ambos, todavía tenía mucho que aprender sobre él y creyó que sería un buen momento cuando estaban suspendidos en el aire, después su aéreo amigo (que se hallaba bajo su verdoso sombrero) le ayudó a matar en el tiempo; seguía maravillado por encontrarse en esa situación, pero ¿Cómo podría evitarlo? Sería complicado, no es como si todos los días algo semejante se viviera y que justo la persona, que actualmente le hacía sentir mariposas o sonreír como idiota, fuera su acompañante casi le haría explotar de felicidad. Cuando sus pies volvieron a tocar el suelo se estiró cuanto pudo, bueno, no todo podía ser color de rosas al final de cuenta. Más tarde se dedicó a ver el paisaje, aún no contemplaba el máximo esplendor del lugar en el que se encontraba, quedando impresionado con ese simple vistazo. #;; hice lo q pude,, soy pésima para esto-
taipoland__
No tanto en bajarse tanto de su regazo como del automóvil. Oh cielos, aquí vamos de nuevo. Sus cafés ojos adquirieron de nuevo aquel peculiar brillo, a simple vista ya estaba enamorado de la vista que se tenía desde su punto actual. Hizo un ademán agradecido cuando se le permitió entrar a la morada, pronto fijándose en todos los detalles que está misma ofrecía y unos instantes después se encontraba dando vueltas por toda ella, sorprendiéndose un tanto con cada cosa nueva interesante aunque lo que logró robar enteramente su corazón fue la salida al mar. Sin siquiera dudarlo salió para tener una mejor vista del lugar, estaba absorto, la nata belleza del paisaje le tuvo así por un buen rato hasta que decidió buscar al de hebras con color semejante al carbón — Hey —se limitó a decir, tomando asiento cerca de donde el otro se hallaba acostado. #;; jAJAJAJA- se me borro la respuesta 8)
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marukaite-2pjapon
@green-boii Al finalizar el recorrido de poco menos de quince minutos, espero a que este se bajara de sus piernas para poder disponer del lugar dónde se quedarían. Una casita junto al mar, que a pesar de su apariencia poseía tres habitaciones con baño individual para la principal, sala de estar, cocina y una salida directo a la arena y al mar. Abrió la puerta de la casa, dando paso primero al otro para que pudiera admirar y explorar a su gusto. Subió al segundo piso, donde se hayaba el cuarto principal para confirmar que sus maletas ya se encontraban. Tal y como lo esperaba, decidió recostarse en la inmensa cama, meditando para ver en el techo, como dijo, lo dejaría explorar a sus anchas.
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taipoland__
Durante todo el trayecto se mantuvo bastante cercano al nipón, no tanto para estorbarle al caminar, pero si cerca. Un tenue rosado no salía de sus mejillas desde que el pequeño había sido dejada y mucho menos su contenta mueca; en sus adentros temía que de un momento a otro despertara en su hogar con un par de botellas, aclarando entonces que se trataba de un buen sueño. El mejor de todos. Al principio se le hizo algo penoso el tener que usar las piernas del otro como asiento a pesar de que había suficiente espacio para algo, sin embargo, en cuestión de minutos las acciones del portador de aquella mirada, que le seguía recordando a los bellos arreboles que se podían ver con claridad en su antiguo hogar, le mantuvieron ocupado por el simple hecho de eran correspondidos con pequeños besos o caricias –principalmente en el cabello, admitámoslo, era agradable al tacto–.
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