He vivido una vida completa, he vivido amor, desamor, honor, vergüenza, dolor, éxtasis, muerte... me he convertido en cenizas antes de ser quien ahora escribe. No porque esté recuperada o curada, sino porque he sentido, vivido, cuestionado y hasta me he auto-destruido.
No puedo darle razón a estas enfermedades que queman mi cuerpo, no sé si el destino juega conmigo, pero lo que sé, es que rendirse no es una opción, que debo luchar con fervor por seguir viva, por tener la voluntad y el valor de intentar volar, a pesar de caer constantemente. Pues mi identidad se basa en la supervivencia, la resiliencia, y, sobre todo, en la eterna búsqueda de sentido: en el arte, en las historias y en mis escritos, estos que contienen sangre, sudor, lágrimas y latigazos