"Cogí la foto y con uno de los trozos de vidrio me comencé a lacerar la piernas, se sentía tan bien que reía sin control. Lentamente el cristal me penetraba la piel, la sangre con su calidez natural me daba el calor que necesitaba. No sé cuanto paso, pero, el tapete estaba empapado en carmesí y mi padre entro a mi cuarto al oírme reír tan descontroladamente.
-Solo necesitaba cortarme para sentirme vivo... ¿no es lindo?- Estaba perdiendo lo último de razón que me quedaba.
-¿Qué hiciste?- Me pregunto con esa mirada de cierto temor.
-Lo que cualquiera, necesitaba sentir algo- Aquel tic nervioso en mi ojo izquierdo se hizo presente.
-Ojo divertido- La voz de Rosie resonó en mi cabeza y la vi como una luz detrás de mi padre, me puse de pie a rastras y quise ir a ella.
-¿Qué intentas?- Mi padre me detuvo cuando la veía correr con su vestido blanco por el pasillo riendo como cuando jugábamos.
-Rosie, ven... no corras... regresa- Le decía, pero, claramente no era ella o quizás sí, no sé, estaba alucinando o estaba drogado, estaba desequilibrado o solo estaba... o estaba así por la pérdida de sangre.
-Marshall... ella no está, ella se fue...- Se contuvo unos segundos –Ella está muerta- Me lanzo las palabras con frialdad –Tu tienes la culpa- Me empujo al piso. No podía aceptar lo que me decía.
-No... No es cierto, estas mintiéndome- No iba a aceptar lo que me decía.
-Entiéndelo, no va a volver- Se saco el cinturón.
-¡Rosie dile que estas aquí! ¡Rosie!- Perdí la cordura y me tapo la boca mientras comenzaba a golpearme, esa fue la única vez que no entendí porque me pegaba de esa forma. Después de unos minutos solo me azotaba y yo... yo me quede como cada vez, quieto, sin decir palabras y solo mis lagrimas gritando lo que mi cuerpo sentía –No estoy loco... no lo estoy- Era lo que me repetía a mí mismo, pero, allí la vi en el rincón del cuarto -¡Rosie, ven!- La llame y quise pararme, pero, mi padre no me lo permitió."
-Fragmento de 'Las Cicatrices de mi Vida'-
