La actividad de la cuenta decae por momentos. Me siento más cómoda escribiendome a mí misma mis tormentos, con bolígrafo y papel arrugado.
No prometo nada; no quiero ser esclava de las palabras que en un pasado dije y ahora no puedo cumplir; pero intentaré, por lo menos, desahogarme más aquí.
Al fin ay al cabo la literatura es compartir frustración con el mundo.
Adiós.