Primera nota:
Aveces las cosas no son lo que parecen, y nuestro cerebro no es capaz de juzgar más allá de las pocas cosas que nuestros ojos logran ver. Aveces la mañana no es cálida, sino fría. Aveces hay que sentir para comprender. Aveces hay que dejar la mente en blanco, para permitir que sea lienzo de cosas que nunca nos imaginábamos. Y solo aveces hay que tragarse lo que realmente somos, para que nadie nos maltrate más de los que nos han echo. Esconder, guardar, esperar. Esas son las palabras.
Que empiece el juego. —Flor de azalea.
