Te he buscado por todos lados, tu presencia que antes era completa en todos mis días se volvió nula, quisiera que también cualquier muestra de que alguna vez tú fuiste mío y yo fui tuyo, fuera de igual forma para poder olvidar ese dolor. Espero que estés bien, aunque todo fue tan inesperado y me dejó enloquecido, sigo deseando tu felicidad y bienestar, te lo mereces.
¿Qué hay de mí? Cuando acepté la realidad y dejé de esperar en la entrada de nuestra casa durante ese mes, realmente no pude soportarlo. Lo lamento, por un tiempo dejé lo que era nuestro “nido” irreconocible por mis destrozos. Nunca te gustó que mintiera, así que te diré que la felicidad es la última emoción que he tenido desde tu partida, días y noches vacíos es lo que tengo a cambio.
Aún así trato de mantenerme fuerte, por nuestros cachorros, lo último que me quedó de ti, lo último que me mantiene aquí. Ellos son tan hermosos, me gustaría que siguiéramos juntos para que pudieras verlos, para ayudarme.
Despertar, cuidar a nuestros cachorros, ir a trabajar. Mi vida se volvió muy monótona, triste, pero todo vale la pena por ellos. Aún así, lo único que ronda en mi cabeza es una pregunta “¿Aleccie, volverás?”