Julián: ¿Entonces qué haremos?
Haaland: El Amor.
Julián: ¿Seguro?
Haaland: Sí.
Julián: Bien, me voy desnudando.
Haaland: ¿Y para qué te estás quitando la ropa?
Julián: Pues para hacerlo.
Haaland: ¿Quién te dijo que tienes que hacer eso para HACER EL AMOR?
Julián: Pues que yo sepa así se hace. Haaland: No, eso no es Amor. Es posesión. Eso no es Amor, es invasión.
Julián: Y cómo se hace?
Haaland: Sólo déjate puesta la ropa y conversemos hasta cansarnos, riámonos por nada y por todo, mirémonos despacito hasta intentar descifrarnos. Conmigo no necesitas desnudarte de cuerpo, sino de alma, sólo mirémonos hasta quedarnos sin palabras, y allí, en ese instante en que las palabras sean insuficientes para explicar lo que sentimos, en ese silencio infinito al fin podremos tocarnos. ¿Comprendes?
Julián: ¿Tocarnos?
Haaland: Sí, tocarnos con la dócil ternura de una caricia que se expanda dulcemente hasta morir en un abrazo.
Julián: Ay, qué bonito.
Haaland: Mira, ¿me dejas sostener tu mano?
Julián: Sí.
Haaland: ¿Sientes? ESO ES UNA DE LAS FORMAS DE HACER EL AMOR. De eso se trata. Tú sólo déjate puesta la ropa y hablemos hasta cansarnos, sólo mirémonos la boca, las pestañas, los labios por un rato y si el beso es necesario vendrá sin pedir permiso. Hablemos hasta saber todas nuestras memorias, hasta saber nuestros más hondos secretos, tan sólo déjame mirarte hasta el deleite más extremo y exquisito, déjame verte el ALMA hasta el cansancio, hasta que estos ojos se rindan y baldados, derrengados me obliguen a bajar los parpados incitándome a dormir.
Julián: Y vas a forzarlos a permanecer abiertos?
Haaland; Sí, para mirarte toda la noche... Solamente a ti...