–durante su discurso, se vio obligado de agachar un poco la cabeza, dejando que un par de lágrimas fluyeran por sus mejillas, era alegría pura lo que desbordaban de sus ojos, sintiendose la persona más feliz y más afortunada del universo al tener un esposo maravilloso. Se reincorporó poco después, recibiendo aquel corto beso, seguido limpio con rapidez sus lágrimas mientras respiraba profundamente y abanicaba su rostro para dejar de llorar en ese día, aunque era algo imposible, a la hora del brindis, alzó la copa imitando a su esposo, la chocó con delicadeza, posteriormente bebió un sorbo del vino, espero que el otro hiciera lo mismo para seguido atacar sus labios con cortos y dulces besos, besos que estuvo conteniendo en dárselos desde que llegaron al altar– Gracias a ti..por darme la boda de ensueño, por escogerme como tu esposo y darme la oportunidad de vivir una historia tan linda como la que tenemos, te juro que nunca fui tan feliz en mi vida y todo es gracias a ti, te amo más de lo que las palabras pueden expresar y te voy a amar con todo mi ser y voy a darte todo de mi, voy a darlo todo porque seas la personita más feliz de todas, esposito mío – pronunció cada palabra con dulzura, por último beso sus labios nuevamente, está vez fue algo duradero, en él todo el amor que sentía por su esposo, por un momento se había olvidado de las demás personas a su alrededor, hasta que múltiples aplausos y silbidos se hicieron presente por parte de los invitados, obligandolos a separarse por completo, pero termino dando otro pequeño beso en los cerezos ajenos– nuestros primeros besos siendo esposos, ¿puedes creerlo? –murmuró soltando una pequeña risa–