Somos adultos sembradores de odios, riñas… en un campo lleno de niños y jóvenes. Como prodigio natural, el niño nace sin maldad y nosotros, sembradores leprosos en vez de transmitir bien y belleza del corazón; somos necios porfiados, sembramos llagas y enfermedad en su cabecita. Yo creo que por eso Jesús dijo: quien no se convierta y sea como un niño, no entrara en el Reino de Dios.
- párrafo del nuevo capitulo de "El diario de una mamá redimida"