"Una noche calmada de verano sus ojos cayeron sobre la ventana que se encontraba en la habitación, la camara no era cómoda ni la vista la mejor, pero algo ahí afuera logro llamar su atención. Los árboles se movían ligeramente advirtiendo de una brisa mientras que en lo alto reposaban tres estrellas, entonces fue que recordó porque siempre admiraba estás.
Le recordaban a él.
Los ojos son mas ventanas al alma, y al admirar los suyos sentía que estos reflejaban una y mil palabras, y pese a que él no comprendía porque la fascinación hacia estos, no podía evitar seguir hablando de ellos.
Así que en su soledad, con una mano en su pecho y su brazo haciendo de soporte debajo de su cabeza, ante tal vista, comenzó a recordar.
Lo amaba y lo necesitaba tanto como la arena al mar.
Sus palabras, sus risas, sus besos, hacían su cuerpo entero mover y su rostro enrojecer, y a pesar de que a veces lo hiciera llorar, realmente le gustaba admirar sus expresiones al hablar.
Incluso si era raro, amaba todo de él.
Entonces cerro los ojos, rendido ya ante sus sueños, pero era lo que mas amaba de la noche, que a pesar de que a veces se sintiera solo, el recordarlo a él, lo hacia dormirse con una sonrisa y un brillo en sus ojos color miel"