Sobre la gestión emocional:
1. Las emociones no son “de mujeres” ni “de débiles”. Las emociones son respuestas biológicas y cognitivas que todos los seres humanos experimentamos. El enojo, la tristeza, la alegría, el miedo: todas cumplen una función adaptativa. No hay emociones “masculinas” o “femeninas”, sino personas más o menos entrenadas para reconocerlas y manejarlas.
2. Lo que se llama “histeria” hoy es desregulación emocional... y no tiene género. El viejo término “histeria” fue descartado hace décadas por la psicología moderna. Lo que hoy se entiende como una reacción emocional intensa o desbordada se llama desregulación emocional, y puede afectar a cualquier persona. No es una "debilidad femenina", es un síntoma de falta de herramientas para manejar lo que se siente.
3. Las mujeres no son más emocionales, son más entrenadas en expresarlo. Muchas mujeres han sido socializadas para ponerle palabras a lo que sienten. En cambio, a muchos varones se les enseña a reprimir emociones (excepto el enojo, que sí se les permite). Esto no significa que sientan menos: sienten igual, pero tienen menos recursos para procesarlo y suelen expresarlo de formas menos saludables (violencia, sarcasmo, evasión, desdén).
4. Invalidar emociones ajenas es una forma de evasión. Cuando alguien dice “estás loca”, “seguro estás con la regla” o “histeriqueás”, en vez de preguntarse por qué la otra persona se siente así, están esquivando el conflicto. No lo resuelven: lo silencian. Y eso no es madurez, es evasión disfrazada de sarcasmo.
5. Tener inteligencia emocional es poder. Saber ponerle nombre a lo que sentimos, entenderlo, regularlo y comunicárselo a otros de forma clara es una habilidad fundamental. La buena noticia: se puede aprender. Y cada vez más mujeres (y también varones que se atreven) están desarrollando ese músculo emocional que antes se les negaba.