Ese sentimiento de encontrarte otra vez con un fanfic que leíste hace tiempo —probablemente durante tu adolescencia— que influyó demasiado en tu vida por lo hermosamente narrado, estratégicamente planificado, por la exquisita manera en la que empleaba escenas y personajes nuevos sin alterar tanto el canon original haciendo denotar su creatividad y empeño por aquel fanfic, trayendo a la vida headcanons y teorías pero de forma sutil y que encajen perfectamente sin que sea vea forzoso o apele al fanservice, aquél cuya probabilidad de ser trágico y que verdaderamente altere tu estabilidad emocional es un 100%, con un equilibrio perfecto entre humor, drama, tranquilidad y una pizca de coquetería... Y que, efectivamente, aún después de todos esos años siga despertando esos sentimientos en ti demostrando que envejeció como vino...
Dios, esos fanfics y esos escritores merecen el cielo y más.