neira_nkz99

que lástima, había una chica que seguía y amaba sus poemas, parece que cerró su cuenta, ojalá volver a encontrarla

neira_nkz99

¿Tengo la voluntad? ¿Tendré acaso el impetu para aguantar a tales personas? Por el mero hecho de ser cortés preguntarme si he fornicado con hombres y sobre los amoríos de mi pasado... ¿Qué es esto? ¿Una especie de rara y canuta prueba? Joder, tengo 18 años, sólo quiero terminar de vivir la juventud como se debe, entre alcohol, marihuana, sexualidad, salir con amigos, romances furtivos. Creo que soy aún demasiado joven para que mi voluntad sea exprimida de tal forma.
          En una semana y algo llegan los resultados de las postulaciones a las universidades, y hay que comenzar de una vez a arremangarse las mangas porque se viene mucho estudio, trabajo y más que todo bohemia extrema.
          Me siento pasado a llevar, humillado, profundamente ofendido.
          Se pegan con una piedra en el pecho de que tienen moral, si supieran lo que ha hecho uno de sus críos no les quedaría más que humillarse a sí mismos pidiendo perdón.
          Comprendo su ideología retrograda porque tenía cierta amiga en mi pasado de familia con creencias similares.
          En 3 horas deberé levantarme a trabajar, y aquí estoy, desahogando lo ocurrido la tarde de hoy.
          No sé que decir ni pensar, pero ya sé que haré...

neira_nkz99

La noche anterior me he emborrachado. Es peculiar la sensación de como unas botellas te hacen olvidarte de todo por unas horas, de los exámenes, del dinero, de conseguir trabajo, obligaciones morales contigo y con los demás.
          Me gusta esa sensación, el embriague que hace que dejes de ser humano por unas horas, donde tu más salvaje instinto te guía a hacer lo que tienes prohibido.
          Anoche me emborraché, más que compartir, quería abandonar mi cáscara humana un par de horas. Olvidar todas las maldiciones que acarreo.
          Enterarme que la muchacha que invité estábamos roce de nariz con nariz, boca con boca, mientras el pololo estaba ocupando el cuarto de baño.
          La alegoría, el baile, el alcohol volando, la música fuerte, las estrellas de la calle, el mareo, las charlas filosóficas en tu estado más salvaje, el repartirles piquitos y besos a otro par de muchachas que esa noche se encontraban presentes esa noche de tanto desenfreno y lujuria, donde mi yo oculto se liberó un par de horas.
          Esa noche mi cáscara llamada cuerpo no acarreaba a Pedro, esta vez tenía a Leonardo.
          Caminar a las cuatro de la madrugada junto a la línea del tren, mientras la oscuridad empezaba a carcomerme la médula.
          De todas formas fue un buen cumpleaños, y vaya que la pasé bien entre ese frenesí hiperquinetico de locura malgastada, donde el festejo y el baile durante ese tanto de horas, fue todo lo que existió.