-Nunca se conoce a alguien del todo. Por eso es tan aterrador confiar en alguien sin más, con la esperanza de que esa persona también confíe en ti. Es un equilibrio tan precario que de por sí es increíble que ocurra.
-Las palabras no sólo sirven para expresar las emociones, también ayudan a distanciarnos de éstas. Pueden ser una valiosa red de seguridad, que protege los verdaderos sentimientos en sílabas forjadas concienzudamente y no en efusiva sinceridad. También pueden ser malinterpretadas, infringiendo heridas al formular en la mente del otro una falsa impresión. A veces, hay cosas que es mejor callarse.
-Yo estoy esperando volver a empezar a vivir, a emocionarme de nuevo, a reír, a bromear, a correr, a saborear cada instante de mi tiempo, a respirarlo todo, hasta el fondo, el tiempo que quiero vivir sin prisa.
-El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa.
-A lo largo de los cruces de tu camino te encuentras con otras vidas: conocerlas o no conocerlas, vivirlas a fondo o dejarlas correr es asunto que sólo depende de la elección que efectúas en un instante. Aunque no lo sepas, en pasar de largo o desviarte a menudo esta en juego tu existencia, y la de quien está a tu lado.