arthurpolice
Han pasado días desde aquel incidente ocurrido en el bar, claro que al despertar el rubio se había llevado una buena reprendida de sus superiores, acabando en que fuese suspendido unos cuantos días (mas que nada para "recuperarse") del trabajo. Claro, aquello le dolió al orgullo, pero mirando el lado bueno; podía pasar más tiempo con su cachorro, inclusive llevarlo a jugar más y poder andar más presente.
          
          Era un buen día de otoño, claro, las temperaturas comenzaban a bajar, pero seguía habiendo gente a sus alrededores, desde puestos de comida, tienditas, todo estaba tranquilo. Llevaba de la mano al infante, observando cuidadosamente como este daba pequeños aunque torpes pasitos en el parque.  ─ Uno por uno, cachorro. Eso es, lo haces genial. ─ la manita del infante acabaría soltando la de su padre, dando varios pasitos hacia adelante mientras tenía la firma mirada de su padre, acabando por voltearse y volver a su dirección. Una vez conseguido, Arthur acabaría por cargarlo mientras lo mantenía en el aire, escuchando el melodioso sonido de las risitas del menor.
          
          El día transcurría tranquilo, sentándose en un pequeño banco mientras le daba de comer al cachorro era su reciente actividad, contestando con cariño a sus palabras e historias sin sentido. Llegó el momento en que una señora de tercera edad se les acercaría, era una omega. Comenzando a preguntarle a Arthur sobre direcciones, fue allí que el pequeño se había cansado de esperar por la atención de su padre, saltando del banco para irse a otra dirección. 
          arthurpolice
El pequeño yacía caminando por el lugar a pequeños pasitos torpez, quedándose maravillado por tantas cosas que le parecía grandes (porque sí, todo es enorme a esa edad), acabando por llamarle la atención del sonido de una campana sonando y, al querer voltear, lo único que sus ojitos lograron ver fue negro. Había chocado con alguien. Pero si éramos sinceros... el golpe no habia dolido, y fue gracias a que su abrigo había suavizado el impacto al casi parecerse a un chaleco antibalas (le quedaba grande). Sus ojitos celestes observaban a la mujer que estaba enfrente suyo, parpadeando varias veces desconcertado. " ... ¿ma... mamá? "
                  
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