Muchas veces a las personas nos importa demasiado el que pensarán de nosotros, y por ese motivo dejamos de hacer lo que más nos gusta.
Dejamos de escuchar nuestras canciones favoritas, de ver las series que más nos gustan, y dejamos de vestir cómo nos sentimos más cómodos solo por el qué dirán.
Y al cabo de un tiempo, no nos damos cuenta pero ya no somos nosotros mismos. Al cabo de un tiempo nos hemos convertido en una réplica de todos los jóvenes de la sociedad moderna. Sin pensamientos propios, sin un gusto propio, y sin opiniones propias.
Acabamos desolados porque al vernos al espejo no sabemos quién es la persona reflejada. No sabemos si nos estamos viendo a la cara o a una perfecta mentira que nos consume y nos hace cada vez más inferiores. Y cada vez te hundes más y más, hasta llegar a un punto de no retorno, en el que solo puedes ver oscuridad.
Entonces, cuando queremos romper el espejo y volver a ser nosotros mismos, el espejo es el que nos rompe a nosotros.
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(No preguntéis qué es esto, ni yo lo sé.)