Hay casualidades que llegan para quedarse, y es bonito. Porque las personas brillan diferente cuando empezamos a considerarlas irreemplazables, o quizás somos nosotros, que empezamos a verlas como magia. La verdad es que lo importante es tener cerca a personas que no necesitan vernos tristes para saber que estamos mal, nos conocen tanto que lo intuyen y lejos de irse se quedan (es cierto aquello de que te toca la lotería cuando en tus días malos alguien te quiere el triple). Siempre vale la pena quien borra las tuyas. Qué bonito y peligroso es, darle a alguien el poder de conocernos de verdad. Y sí, a veces hay que soltar para saber quien no nos deja ir.