ah… él se veía extremadamente lindo, tan lindo, tan tonto, tan adorable, repulsivamente adorable, repulsivamente lindo, repulsivamente tonto, que quería ceñir sus dedos alrededor de su cuello y ver cómo sus ojos oscuros se iluminaban al contraste de sus lágrimas; y como si no lo pensará su sonrisa permanecía cuál palomilla blanca, sus fanales descienden de nivel. ríe ante la broma, negando con su cabeza──, héh, ¿te preocupas por mí, elliot♡? no tienes porqué hacerlo, sería difícil que lo hagan ──impregna en cada vocablo el juguetón tono, encogiéndose de hombros como si el secuestró fuese trivial. pestañea rápido, y así como el pestañeo, guarda la calabaza tras suyo, carraspeando. ¡qué vergüenza! pero… ¿ella avergonzada? ¡qué chiste!──, ¡n..no! yo, emh… es la calabaza de mi hermanó, ajá… áh, seguro, él… éstoy segura que estará felíz si le das algunos dulces ──elaborada excusa, poco creíble, por supuesto. extendiendo la susodicha a él, Dios, quiere sacarse el corazón… ¿por qué late tanto?── tú… ¿también estás pidiendo? uh, por tu traje quiero decir.