Cuando tenía alrededor de 12 años me dieron mi primera computadora; era un Lenovo algo vieja con poco menos de 4gb de ram y un procesador un par de años más viejo que yo. Tenia instalado la madre de todos los sistemas operativos desde que existe: Windows 7.
Al principio no lo note, pero ya luego de un par de meses me sucedió por primera vez. Me quedé embobado, viendo la pantalla del computador por poco más de un minuto, apreciando los bordes planos, el fondo de pantalla azul, el movimiento suave y placentero del ratón por el escritorio y por las carpetas. Para cuando me di cuenta ya tenía una erección. En esa época aún era muy inocente, por lo que al principio no supe que hacer; pero luego, por pura curiosidad, me toqué el pene y un rayo de placer me recorrió el cuerpo.
Empecé a restregarme el pene con la mano derecha de arriba a abajo, una y otra vez, mientras contenía mis gemidos y me relamía los labios mirando al escritorio y (sin querer) fantaseando con la deliciosa y provocativa interfaz de Windows 7.
Más temprano que tarde pasó lo que tenia que pasar: tuve mi primer orgasmo; un orgasmo fuerte primigenio, un orgasmo que mi cuerpo apenas podía soportar. Levanté la mi mano, que estaba cubierta con un pegajoso y abundante semen que me hizo sentir aún más caliente por alguna razón.