lo más doloroso que z me prometí jamás experimentar en mi vida fue verlo entrar al altar con su reluciente traje de manos tomadas junto a la persona que juró amor solemnemente todas las noches y todos los días...al menos él estaba feliz y eso se podía notar incluso a kilómetros.
Y, aunque me hallaba tan vulnerable en ese momento no pude contener el llanto, la persona con la que alguna vez encontré el amor, y le di un justo y digno significado al mismo, a la que entregué todo de mí, desnudé mi alma y mi ser, de igual forma para él, hoy se comprometía con alguien más a quien amaba, respetaba y adoraba.
No sé que seguía haciendo aquí detrás de un arbusto observando como se me hacía la vida un desliz, debería interponerme y recuperar mi lugar pero simplemente es en vano, ya es tarde